
Se acerca la Navidad y he pensado que una bonita forma de celebrarla, desde este blog, puede ser convertir en relatos cortos, hechos que hayamos vivido relacionados con esta festividad. Os invito a todo@s a que viajéis por vuestros recuerdos navideños, y una vez encontrado alguno especial, lo narréis con brevedad, y también con emoción y cariño. Y para predicar con el ejemplo, ahí os dejo el mío. Espero que vuestros comentarios sean esta vez pequeñas historias con las que disfrutar y homenajear al espíritu de la Navidad.
Un Regalo de Palabras y Dibujos
Sería la primera Navidad con Álvaro entre nosotr@s, un bebé con ojos vivaces e inquietos. Pedro tenía ya cuatro años: todo un hombrecito, siempre dispuesto a escuchar historias y a ir a la sierra en busca del zorro blanco. Mis dos sobrinos, quería regalarles algo especial, diferente a lo que se encuentra en jugueterías y comercios varios. Al principio no sabía qué, pero al preparar algunos villancicos para cantarlos con mis alumn@s en clase, lo tuve claro: me basaría en uno de ellos. A Pedro le encantaría, y a Álvaro, con el tiempo, también.
Fueron días, aquellos primeros de Diciembre, en los que abría el ordenador con ganas de dejar volar mi imaginación; antes de continuar, siempre releía lo anterior, y hacía algún que otro cambio. Cuidaba que hubiera las suficientes repeticiones para que no se perdieran ni un detalle, abundantes descripciones para verlo todo como si lo tuvieran delante. Y así, casi sin darme cuenta, lo terminé. Era el momento de darles una cuidada presentación, y a ello me ayudaron unos papeles acartulinados y la destreza pictórica de una alumna, que los decoró con hadas y otros seres maravillosos. Ya tenía sus regalos; cuánto disfruté yendo a comprar el papel con el que envolverlos. En la tienda me topé con una pared cubierta de pliegos con maravillosos diseños; me transportaron a tiempos muy pasados, anteriores incluso a mi infancia. Elegí uno con el fondo sepia, y adornado con dibujos de coches de juguete antiguos; los había de todas las formas y colores: azules, rojos, amarillos, verdes..., me sugerían niñ@s en el suelo, jugando con ellos, moviéndolos de un lado a otro, e imitando el ruido de sus motores.
Tras el jolgorio de la noche anterior, la mañana de Navidad fue silenciosa durante un largo rato. Sentado en un sillón, viendo la tele, esperé a que la casa cobrara vida. Álvaro todavía dormía cuando sus padres se levantaron; siendo él tan pequeño decidí darles a ellos su regalo. Pedro llegó a mediodía, muy arreglado para comer fuera. Nervioso, abría el suyo intentando no romper el papel que lo escondía. "Un cuento, el tío Antonio, te ha escrito un cuento", le dijo su padre, mientras él sostenía en sus manos cientos de palabras y varios dibujos.