miércoles, 15 de mayo de 2013

Mis finales de Copa de Europa: Wembley Again


Dos años después la Champions League vuelve al estadio de Wembley en Londres para la disputa de la final de la presente edición el próximo 25 de Mayo. La elección del mítico recinto londinense por parte de la UEFA obedece a que este año se celebra el 150 aniversario de la Federación Inglesa de Fútbol, la más antigua del mundo, y el máximo organismo del balompié europeo ha querido tener el detalle de volver a designar a Wembley sede del partido más importante de la temporada a nivel de competición de clubes, por la celebración de una efemérides tan señalada.

La final la disputarán dos equipos alemanes, el Bayern München y el Borussia Dortmund. Se une así la Bundesliga a la Liga española, la Serie A italiana, y la Premier inglesa, como cuarta competición doméstica que consigue que dos representantes de un mismo país disputen la final del máximo torneo continental. 

Ello hace que un combinado futbolístico alemán vaya a ser coronado campeón de Europa en Wembley, lugar donde se disputó una de las finales de los Campeonatos Mundiales de Fútbol más controvertidas de la historia. En ella la selección anfitriona, Inglaterra, derrotó a Alemania tras un dudoso tanto que , por lo visto después, no debió haber sido concedido por el árbitro ya que el balón no traspasó la línea de gol. 

Ese mundial se celebró en 1966 y tuvieron que pasar 30 años hasta que el equipo germano se tomase la revancha ante tal afrenta deportiva. En el verano de 1996 el Campeonato de Europa de selecciones se disputó en Inglaterra, y el capricho del destino quiso que los anfitriones se enfrentaran a Alemania en una de las semifinales del torneo. Ya entonces se sabía que el viejo estadio de Wembley iba a ser demolido y reemplazado por uno más moderno y acorde a las necesidades actuales.

Como si no quisera despedirse dejando cuentas pendientes Wembley acogió un intenso duelo, en el que Inglaterra se adelantó en la primera fase del partido, y Alemania logró empatar más adelante. Ni durante el tiempo reglamentario restante, ni en los 30 minutos de prórroga, el marcador se volvió a mover. Se llegó, por tanto, a la tanda de penalties, y en ella el combinado alemán logró mucho más que su pase a la gran final. Los jugadores y aficionados sentían que Wembley les permitía disfrutar de un triunfo que tres décadas antes les había sido negado por un simple error arbitral. Días después conseguirían el título ante una República Checa que había cuajado un excelente torneo. Pero eso ya casi carecía de importancia.

En unos días, 17 años después, el fútbol alemán volverá a coronarse en Wembley, esta vez en el modernísimo estadio que el arquitecto Norman Foster diseñó para este nuevo siglo, donde un gran arco metálico, visible desde gran parte de la ciudad de Londres, sustituye a las dos torres blancas del anterior. Previsiblemente miles de seguidores del Bayern y del Borussia teñirán de rojo y amarillo las gradas de Wembley. Una vez más el estadio londinense ocupará un lugar destacado en la historia del deporte germano. Aparentemente distantes en posturas sociales y económicas, ingleses y alemanes parecen unidos por los entresijos estructurales y emocionales de un recinto deportivo. Con seguridad el paso del tiempo traerá nuevos capítulos de esta relación tan especial.


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