Por tercer año consecutivo publico un post relacionado con la final de la Champions League, antes llamada Copa de Europa. Esta edición se disputará en el Allianz Arena de Munich. He esperado a conocer las escuadras que jugarán el partido para escribir esta entrada: finalmente serán el Chelsea londinense y el equipo propietario del campo, el Bayern de Munich. Y sé de alguien que estará muy contento con el hecho de que la final sea en ese estadio y la juegue el combinado alemán: mi amigo Markus Koch, para nosotr@s, Marco, un entusiasta seguidor del Bayern.
Marco es alemán, de Ludwigsburg, muy cerca de la ciudad de Stuttgart. Es un lugar al que emigraron en las décadas de 1950 y 1960 muchas personas de Andalucía en busca de oportunidades laborales que no encontraban aquí. Entre ellas, gente de La Puebla de Cazalla, mi amado pueblo, que compartía su vida en el país germano con vacaciones estivales en nuestra localidad. Javi y Emilio eran entonces dos jóvenes que solían venir en el mes de Agosto acompañados de sus familias. Los conocí allá a mediados de los 80, y hoy ambos viven ya en Andalucía.
En el verano de 1987 Javi vino acompañado a La Puebla por uno de sus mejores amigos en Ludwisburg, Marco. El chico no hablaba español, pero sí tenía un excelente dominio de la lengua inglesa, algo nada extraordinario en Alemania. Dado que yo ya estudiaba Filología Inglesa mi nivel de inglés era bastante bueno. Por ello tuve la oportunidad de congeniar bastante con Marco; cuando salíamos, Javi me pedía que estuviese pendiente y hablara con él, con ese chico alemán, que, por su dulzura, alegría, y sensibilidad, iba calando hondo entre nosotr@s. Aquel verano terminó con una feria vivida a tope: nunca después nos juntamos tant@s amig@s sin otra ocupación que la de divertirnos cuanto más mejor; ya se sabe, la vida nos va cargando de responsabilidades y preocupaciones demasiado pronto. Cuando la feria terminó Marco se marchó a Alemania, no sin que antes intercambiásemos nuestras direcciones de correo.
Aquel verano fue el inicio de una relación maravillosa con él, que se prolongó durante varios años. Al menos una vez al mes nos escribíamos cartas -los e-mail no habían sido creados todavía-. Eran narraciones larguísimas en inglés, que recogían todo lo que nos ocurría, pensábamos, y sentíamos en esa etapa tan bonita de nuestras vidas. El fútbol, la música, l@s amig@s y las chicas, o qué deseábamos realmente hacer con nuestras vidas; Marco era un gran soñador y al mismo tiempo aportaba una visión serena y sensata de cualquier cosa que sucedía. Durante aquellos años nos visitó en varias ocasiones; de hecho él decía que una parte importante de su corazón estaba aquí, entre personas como mi vecina Macarena o mi hermano Jesuma, con quienes había fraguado lazos de verdadera amistad.
A menudo Marco y yo planeábamos un viaje a Berlín, aunque nunca llegó a consumarse ya que yo estudiaba fuerte durante el curso y trabajaba en verano. El tiempo pasaba y nuestras vidas tomaban rumbos distintos. Cada cual fue forjando otras amistades, relaciones, e inquietudes. Lo que primero fue intenso, después pasó a ser puntual, y finalmente se diluyó. Nos volvimos a encontrar años más tarde, en la boda de Javi. Pasamos un día precioso, hablamos largo y tendido, y disfrutamos del encuentro con otros queridos amigos.
Recuerdo una de sus cartas de forma especial. Yo le había escrito que, sin darnos cuenta, un amigo y yo nos estábamos distanciando, a pesar de haber compartido muchas bonitas vivencias. Marco me respondió que la amistad a veces parece una hoguera, que arde viva y llameante primero, para apagarse poco a poco después. Para él, mantener en nuestra memoria y nuestro corazón el calor y la luz que la hoguera nos ha aportado y olvidar el humo y el olor que deja al consumirse, deberían ser máximas en nuestras vidas. Desde que leí esas palabras tomé la firme decisión de siempre llamar amig@s a aquellas personas que lo han sido en algún momento, independientemente de que siguieramos manteniendo el contacto o no. Que este breve texto sea un pequeño homenaje a l@s que compartimos aquellos maravillosos años de finales de los 80 y principios de los 90.
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